Menos es más, la moda
Diane Pernet, la celebrada crítica de moda, me explicaba hace unos años que el diseñador más influyente en la creación de la nueva silueta lánguida y minimal, del hombre en el siglo XXI, era Raf Simons. Yo opinaba, por el contrario, que era Hedi Slimane quien más había transgredido la imagen masculina, pero ella me aclaró que el camino hacia la simplicidad, la silueta slim y el look urbanita de eterno adolescente en clave de menos es más after rock, lo había iniciado Raf Simons. En cualquier caso, los dos fueron durante el primer lustro de este siglo, incuestionables revitalizadores de la imagen del hombre y la mujer hipermodernos desde plintos tan decisivos como Dior homme, Jil Sander o Yves Saint Laurent Homme.
Varios años después de esa conversación, reaparece nuevamente el nombre magnético de estos dos redescubridores del minimalismo pop. Hedi Slimane ha sido nombrado director creativo de Yves Saint Laurent, en sustitución de Stefano Pilati, con el objetivo de devolver glamour y ventas a la legendaria etiqueta de las tres letras entrelazadas como una serpiente de Niki de Saint Phalle. Y Raf Simons ha sido nombrado director creativo de Dior en sustitución del beodo talentoso torero atrabiliario John Galliano, con el objetivo de devolver sobriedad en excesos a la maison del new look. Aparte de la fascinación que produce ver estos bailes de nombres de grandes ejecutivos del estilo, siendo contratados y despedidos como bomberos apagafuegos de tendencias o pirómanos de ignición de estilo, traducido siempre a ventas billonarias al frente de los grandes holdings del sistema del lujo, hay una metalectura estética en estos contratos mercantiles. Ahora cuando el MOMA neoyorquino celebra al grupo tecno Kraftwerk, con una actuación de grandes éxitos y una exposición ad hoc, vuelve el minimal tecnológico a la moda, de la mano de los dos grandes grupos del sistema del lujo. François Pinault al frente de PPR, contrata al maestro del minimal rock, Slimane. Y Bernard Arnault, al frente de LVMH, contrata a otro maestro del minimal tecno, Simons. La metalectura estética de esta situación, estriba en que la capacidad e influencia de ambos grupos a través de sus desfiles, escaparates en todo el mundo, campañas de publicidad, editoriales de moda y alfombras rojas, harán que la estética mundial gire hacia lo sartorial con un guiño simple, en fusiformes siluetas de pobladores de ciudades melancólicas y poéticas de la vieja Europa. El big bang de la moda y sus mercantilismos estéticos.
Román Padín Otero
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