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Eurotrash
El modisto
Jean Paul Gaultier presentó durante varios años en la televisión británica un
programa titulado “Eurotrash”. Un show de variedades hilarante que combinaba a
la perfección el humor con la sátira, la ironía, la cultura contemporánea, los
vicios y virtudes de la sociedad actual. El leitmotiv de un modisto francés
presentando en inglés un programa británico, bajo el título de basura europea,
no era otro que hacer escarnio de la relación de amor-odio, entre los países
comunitarios, bajo el paraguas pop de la televisión, la moda y los chistes de
porno suave. Era un ensalzamiento de la cultura de la calle. Una loa de la
cultura de masas televisada. En suma, una metáfora de lo que el propio Gaultier
había hecho con sus diseños de ropa, llevar la portería a los salones. Subir el
cabaret al palco de la ópera. Vestir a la mujer con ropa de hombre y convertir
a la falda en la más masculina de las prendas. Jean
Paul Gaultier, ha sido calificado desde sus inicios en los tempranos años
ochenta como el chico terrible de la moda francesa. Terrible o no tiene un
talento sublime, un conocimiento del medio envidiable y un estilo que le hace
renacer con cada colección como un ave fénix. A pesar de la moda, eso que pasa
de moda, él sigue destacando singularmente por encima de los vaivenes de cada
temporada. El cocinero, el ladrón, su mujer y
su amante, la película de Peter Greenaway o Kika, la película de Pedro
Almodovar, fueron entre otras, las cinematografías que vistió con audacia
Gaultier. Vesturarios para Ballets, como “Le défilé” de Régine Chopinot. El
famoso corsé de Madonna o el polémico vestido de rayas marineras con paillettes
y plumas llevado por Carolina de Mónaco en un baile de la rosa en el
principado, son algunas de sus páginas para el recuerdo. Ahora todo este
universo de estética sartorial con escotes de vedette; este mundo de bata de
guatiné con ribetes de marta cibelina; esta constelación de personajes
irreverentes como para desfilar en la escena final de un nuevo Fellini; todo
este mundo es sujeto de una exposición en la Fundación Mapfre de Madrid, una
visita obligada para reflexionar sobre el talento en las artes aplicadas y la
basura europeísta. Europa raptada por un couturier o la época de la que sólo
nos quedó la moda, por que la política ya no existe. Román
Padín Otero
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