Algunos retratos y paisajes
Ahora que
estamos en la época en que la cultura subvencionada ya no puede existir,
resulta interesante buscar expresiones artísticas y propuestas expositivas en
lugares alejados del mainstream de casas del arte. Hoy los estudios de los
artistas, los pisos y casas particulares, los jardines, los bares y
restaurantes, han de convertirse de nuevo, en lugares de oferta artística. Así
lo fueron en la época de las vanguardias, o en los contestatarios años setenta,
o en lugares como Berlín y sus Bienales, como en aquella maravillosa “De
ratones y hombres”, en el año 2008, cuando las casas particulares se
convirtieron en salas de exposición. En una mezcla de merodeador y aficionado,
el visitante a la exposición, se metía en casas particulares para conocer la
oferta del artista en particular.
En esas
líneas de merodeador, o de cazador cazado por el juego, se puede perder el
paseante por las calles del casco histórico de Palma de Mallorca y tomar un snack en el Noodles Bar, cuando se
encuentra por azar, unas fotografías en blanco y negro. Informalmente colgadas
de la pared, unas pocas fotografías captan la curiosidad del gastrónomo. Son
retratos de amigos, chicos y chicas. Hay también retratos de paisajes y de
sombras o luz. Cierto que las fotografías tienen textura y se repite la forma
de personaje rodeado de campo gráfico en sincopada metopa homogénea. Un chico o
una chica se retratan, rodeados de verde, envueltos en accesorios, acompañados
por el campo, coronados de granulosidades que se repiten como una música
electrónica hasta perderse en lontananza.
Las
fotografías de Cristina Riutort, pueden encontrarse por azar en Noodles Bar, o
buscarse por elección en el último número de la revista H.
Román Padín
Otero
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