Lugares del arte
Dos
exposiciones en el Casal Solleric de Palma de Mallorca, sirven de excusa para
reflexionar sobre la acepción de los lugares en el arte. El
“one woman show” de la joven artista, Irene de Andrés, trata el “no lugar”,
bajo el título IDEA. Frente a ella el concepto del lugar preferido o amado, es
decir el “locus amoenus”, se desarrolla en la exposición retrospectiva dedicada
al clásico artista y dibujante de comics norteamericano, Russ Heath. Ambas
permiten abrir nuestra visión sobre ámbitos curiosos y diversos de la escena
contemporánea. El concepto del no-lugar
fue acuñado por Marc Augé, para referirse a espacios y localizaciones que son
accidentales o de tránsito en la vida cotidiana de las personas y que por tanto
no merecen ser llamadas lugares. El
proyecto de arte en territorio, o land art, que desarrolla la joven Irene de
Andrés, trata el no lugar ahondando en la biografía de un edificio. Se trata de
una ruina contemporánea, pues se concibió como discoteca al aire libre en la
isla de Ibiza y por motivos administrativos, nunca llegó a total uso en su
concepción inicial. La vida del edificio convertido en romántica ruina
contemporánea, se hace un no lugar o visión de tránsito, que corre pareja a la
propia evolución económico social de España desde los años ochenta hasta la
actualidad. Un edificio que es un no lugar de ocio en el país del ocio, el sol
y el turismo. La exposición presenta con estética de archivo documental varias
perspectivas de la vida del edificio y sus postrimerías y es un interesante
juego intelectual de una joven cabeza pensante.
La retrospectiva
de lugares afectivos, o locus amoenus, en forma de dibujo de comic firmado por
Russ Heath, nos transporta al dibujo, a la imaginación, al sueño de universos
míticos hiperfemeninos e hipermasculinos, donde una realidad hipertrofiada se
convierte en el lugar ameno, o espacio favorito de nuestra época juvenal o de
toda una vida. Los comics con sus personajes de ficción en forma de superhéroe
y sus personajes reales cargados de testosterona masculina o eterno femenino, son
un lugar de cobijo para las mentes volátiles de los aficionados a la lectura.
Una novela, un relato, un comic, son lugares idílicos donde cobijar nuestros
anhelos. Esta exposición nos permite ver en formato de clásico dibujo de
ilustración un mundo que fue, ha sido y será el lugar de sueños tórridos de
generaciones. Román
Padín Otero
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