martes, 20 de marzo de 2012

la barca de caronte, ECG, 20-3-2012



La barca de Caronte
UN CUADRO de gran formato pintado por Isaac Díaz Pardo en el año 1947, tiene el mitológico título que refiere al paso por el río Aqueronte o Estigia, La barca de Caronte. En el cuadro, las sombras errantes de los difuntos son guiadas por el barquero Caronte a través de las aguas oscuras, exigiendo unas monedas a los pasajeros para poder cruzar. Quien no pagaba, vagaba cien años por las orillas, hasta poder hacer travesía. Sólo Heracles, Orfeo en busca de Eurídice y Psique, hicieron el tránsito sin entrega pecuniaria. Este pasaje relatado en la Eneida de Virgilio, descrito por Pausanias y por el Dante, ha tenido entre los artistas plásticos también grandes intérpretes. El revisitado lienzo de Patinir, en la colección del Museo de El Prado, representa un paisaje en el que sobresale el enjuto anciano guiando la embarcación con almas errantes. Miguel Ángel, Luca Giordano, Gustave Doré, Miquel Barceló, todos fueron recreadores de la visión arcana de un viaje silente al otro mundo sobre aguas pírricas de fondo negro.
Esa negra sombra fue también leitmotiv para Isaac Díaz Pardo, pintor. Como si de una reflexión sociológica se tratara, pinta un grupo de "xentes que ollan", a bordo de una barcaza de estructura dórnica. Ese culto a la muerte del pueblo gallego, aparece representado en el óleo, con el manierismo neoclasicista del pintor. Con apoyatura en el claro oscuro de ecos al Tintoretto y torsión de los cuerpos que citan al Ribera en sus martirios, aparecen abigarrados como en un dintel románico un grupo de "almiñas".
Si Picasso ejerció la autocomplacencia amanerada en su época neoclásica, cuando colaborador de los Ballets Rusos, retrataba gestos grecorromanos en playas de la Costa Azul. También Díaz Pardo, quien se abandona al reflejo valleinclanesco en espejos distorsionadores de los cuerpos, en una dicción de la complexión mesofórmica galaica sobre aguas brumosas de ría, se autorefiere estéticamente en un estilo creador de una dialéctica estética. Como pintor de su tiempo, Díaz Pardo, partió de la figuración neoclasicista hacia la síntesis de cubismo de salón. Sus variaciones sobre un tema galaico trasladado al imaginario de la mitología y ensayos tardo cubistas, pueden verse en este lienzo y otras treinta y cuatro obras en la exposición que actualmente dedica al artista la Fundación Novacaixagalicia en su sede coruñesa, exponiendo una integral de las obras de Díaz Pardo en las colecciones de la flamante entidad financiera.
Román Padín Otero
Profesor de moda e crítico de arte

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