El sector textil, diseñando
ESTAMOS EN UN PAÍS en un país, donde en el breve plazo de cuatro o cinco lustros, se ha construido el sector textil más poliédrico de cuantos se conozcan en la actualidad. El importante grupo Zara encabeza una pléyade de empresas en las que la combinación de tecnología manufacturera con capacidades de diseño, hacen posible el milagro del empleo en cadenas productivas y todas las sinergias que ello conlleva, desde los aprovisionamientos, hasta los equipos de creativos y la comunicación publicitaria. La lista es larga y a firmas como Purificación García o Adolfo Domínguez, suma su manufactura en Galicia, Carolina Herrera, el muy valorado emporio Bimba y Lola, o empresas más pequeñas, pero igualmente importantes como D-DUE o Umbro, en la especialización de alta gama y ropa deportiva respectivamente.
Así, Galicia, país de las latas de conservas y los vinos afrutados, ha ido ganando posiciones en un ámbito, que en otras décadas se asignaba a la parte más oriental de la Península. Es interesante reconocer que la moda española, per se, no tiene categoría de marca-país. El traje italiano, es adjetivación de calidad. El diseño de París, encierra un halo de ele-gancia. La audacia británica, es sinónimo de vanguardia urbana. Y la cultura sport de la moda norteamericana, ha creado un lugar en el imaginario de la moda a un país que identifica barras y estrellas con la tendencia.
La moda de España, de Galicia, no es conocida como marca-país. Sin embargo, cuenta el Finisterre español, con algunas de las empresas más importantes del mundo en ese sector. ¿No es pues momento, de ahondar en la creación de una identidad de calidad-diseño-especialidad, sobre la base de las estructuras existentes?
Algunos pensamos que así debe ser y una de las formas de trabajar en pro del reconocimiento internacional del sector, es creando cantera de diseñadores. Cada mes de noviembre, se celebra el desfile de proyectos de la Escuela de Moda de Galicia, Esdemga. En el pazo da Cultura de Pontevedra, se celebró este año el evento que reconoce y premia la labor de estudio de los alumnos y pone en valor el proyecto docente, de una escuela, que se dedica a formar con perfil internacional a las nuevas hornadas de diseñadores de moda, estilistas y profesionales del sector con más futuro de cuantos se reconocen en Galicia hoy.
Dentro de este trabajo de crear marca-país, sería deseable que el edificio emblemático de la internacionalidad gallega del siglo XXI, A Cidade da Cultura, destinase parte de su espacio y programación, a proyectar en coordinación con las escuelas de Galicia y las grandes empresas gallegas, el sólido reconocimiento museístico del sector más pujante de cuantos se cuentan en nuestro haber. Diseño del siglo XXI, con formación hipermoderna en un edificio del porvenir.
Román Padín Otero
